Los 80

Casi con el cambio de década, le llega el colmo de los colmos de la felicidad, el nacimiento de su Antonio. Rosana tenía ya casi 3 años y todos querían un hermanito.

En aquella Semana Santa de 1981 Rosi tiene a su hijo.

Hasta dos días antes de dar a luz, estuvo viendo desfiles procesionales por las calles de Sevilla; Rosi era, y es, muy capaz para todo, ni se arredraba ni se arredra ante nada.





Como la buena madre que era, le encantaba celebrar los cumpleaños de sus hijos. Tanto a Rosana como a Antonio les hacía cada año sus fiestas en casa; donde acudían familiares y amigos de ellos para merendar esa tarde juntos.
Rosi se desvivía para que sus hijos fuesen felices.



Alguna vez también tocó celebrar su propio cumpleaños, en esta ocasión apaga sus velitas acompañada de su Rosana y su Antonio; su marido, lleno de gozo y satisfacción, estaba al otro lado de la cámara.

Varios años han transcurrido desde aquel feliz día.



Además de atender a sus queridos niños, también tenia tiempo para dedicarlo al amor,  junto a su marido seguía pasando momentos llenos de felicidad.















Con sus amigos siempre se ha encontrado a gusto.

Rosi puede decir que ha compartido momentos con muchos grupos distintos,  a veces diferentes según la época de su vida, pero con todos mantiene una amistad llana y sencilla que la hacen ser muy querida por todos.