Los 70

Entrando en los años 70 se convirtió en una maravillosa adolescente, una chica guapísima, dulce y trabajadora, siempre dispuesta a ayudar a quien pudiese necesitarla. Fue un buen sostén para toda su familia, principalmente para su madre, para su abuela Ana y para su tía Lola. A todas ayudó en las tareas domésticas de sus respectivas casas.
Como siempre estuvo muy centrada y se hizo mujer, Antonio aprovechó ya la oportunidad de acercarse a ella (bendita Scorpio). Tras un breve periodo de conocimiento y gracias a la fuerza del amor que nació entre los dos, pronto se hicieron novios.
Tras un corto noviazgo, no necesitaban mucho tiempo para saber que su amor sería eterno, se casaron (este comentario está escrito después de casi 34 años de convivencia, queriéndose mas que aquellos días, si eso fuera posible). Antonio aun recuerda aquellas palabras del padre de Rosi cuando habló con él para formalizar la relación, "Antonio, pero si mi Rosi es una niña". "Si Pepe, le contestó él, es una niña por su edad, pero es toda una mujer por su forma de hacer, pensar y comportarse, además de que nos queremos mucho".
Eran, como aun continúan siendo hoy, una pareja feliz, muy unida y siempre juntos. Era muy difícil que fuesen a algún sitio el uno sin el otro. Afortunadamente aun no han aprendido a vivir sin ese amor.


Justo al año del casamiento, ocurrió una de las cosas que la han hecho más feliz: el nacimiento de Rosana. Rosi aprendió a ser madre y lo hizo como todo lo que ella hace: con amor, fe, y una gran desenvoltura. Aun hoy le encanta salir con ella de compras, ir a pasear o reírse juntas.

Siendo una madre ejemplar y abnegada, no por ello dejó de lado el salir a divertirse con su marido y amigos. Todo el mundo la quería y deseaba compartir ratos con ella, entonces, como hoy, irradiaba alegría, felicidad y simpatía.